sábado, 9 de enero de 2010

Para las familias ensambladas, el estrés llega en vacaciones

Bastardeada hasta el hartazgo, la rutina, a fin de cuentas, parece que es buena y sana. Por eso cuando falta, como en las vacaciones, la gente se marea, se pierde, se confunde y se pelea. Ni hablar de las nuevas familias ensambladas que, además, cargan con el peso de tratar que todo funcione de maravillas entre parejas recientes, hijos de un lado y del otro, y los ex que no están, pero que suelen meterse y opinar.
Pocas experiencias generan tanta expectativa como las vacaciones. Se sueñan, se imaginan, se esperan y se planean con anticipación. El ritual exige elegir un destino, un lugar para vivir, un medio en el que llegar, la plata a gastar, las cosas a llevar. Lo que no se piensa es cómo será la convivencia. Y ahí radica la cuestión, sobre todo en las familias ensambladas. Hay parejas que recién comienzan la relación y suponen que es un buen momento para que todos se conozcan y se quieran. Pero no es una buena idea. Los hijos de uno no tienen por qué congeniar con la nueva pareja y sus hijos. Tampoco es fácil marcar límites a hijos ajenos, que además tal vez cargan con culpa por el padre que no viajó. En fin, demasiados condimentos para los pocos metros cuadrados que suelen tener las casas de veraneo.
"En las vacaciones de toda familia hay riesgo de dificultades, ya que es un momento donde los tiempos compartidos son mucho más amplios que en el resto del año, donde todos tienen actividades y poco tiempo para pasar juntos. En las familias ensambladas se suma la diversidad de los vínculos. Los miembros de la pareja se eligieron, los hijos no, y encima tienen que acomodarse a decisiones de los adultos y es recomendable que se les de tiempo para procesar situaciones nuevas", dice la psicóloga Ana Martínez, de la Fundación Familias y Parejas.
"El encontrarse varias familias en un veraneo, implica hacer jugar las diferencias de códigos, pertenencias, maneras de encarar la vida y los afectos. Si una nueva pareja se plantea la convivencia en las vacaciones, con los hijos de cada uno, el problema puede surgir cuando tratan de convertir esa experiencia en una unidad familiar. La idea de gran familia a veces frena, más que posibilita el proyecto", sostiene Sonia Kleiman, directora de psicología vincular de familias del hospital Italiano. María Esther de Palma, de la Sociedad Argentina de Terapia Vincular, hace hincapié en respetar los tiempos de todos, tener paciencia y no apurarse.
"Si la pareja es nueva lo mejor será que se vayan solos de vacaciones, o cada uno con sus hijos, sin mezclar. Ya habrá tiempo para conocer a los hijos del otro, y los chicos entre sí. El cariño llega con el conocimiento, y a veces no llega nunca. Lo que sí se puede exigir es respeto. Las presentaciones funcionan en un tiempo corto, una cena, pero no vacaciones".
Y todavía falta un tema: contarle al ex que uno quiere irse de vacaciones con los chicos, la nueva pareja y sus hijos. "La participación de las ex parejas es muy importante para que el resultado de la experiencia sea positivo para todos. Si el padre o madre que no participa sufre o no apoya la iniciativa, los hijos se verán envueltos en situaciones de doble lealtad que nos les permitirán disfrutar, y si su reacción a estos sentimientos es silenciada o poco tolerada por los adultos, es posible que surjan problemas, ya que los chicos mostrarán, con diferentes conductas, su malestar, y esto perjudica a todos. Lo ideal es que los dos participen del proyecto. Esto hace que los hijos se sientan libres para disfrutar aunque el otro padre no esté presente. Sí que sepa dónde estarán sus hijos y que tenga la posibilidad de comunicarse con ellos", dice Martínez. De Palma coincide: "La actitud del ex debe ser positiva. Si critica a la nueva pareja, habilita a que los chicos le falten el respeto, y si critica al propio padre, le está diciendo que la mitad de su herencia es mala. Esto es demoledor".
En síntesis: paciencia. Tal vez las vacaciones en común haya que dejarlas para cuando esté claro que la cosa funciona todo el año.
10 claves para evitar problemas y pasar el verano
1 No intentar ser ni compararse con una familia tradicional desde el primer día.

2 Ser paciente. No forzar vacaciones si todavía no se conocen todas las partes.
3 No ocultarles información a los chicos. No minimizar su inteligencia ni percepción.
4 Hablar con el ex de la manera más honesta posible. Asegurarle que podrá comunicarse con los hijos.
5 El ex debe darle seguridad y apoyo a sus hijos para que puedan disfrutar.
6 Antes de viajar, pautar cómo será la convivencia.
7 Las órdenes debe darlas el padre biológico.
8 Los límites siempre son necesarios para los chicos.
9 No forzar a los hijos que quieran a la nueva pareja. Sí se les puede exigir respeto.
10 No idealizar ni demonizar la situación.

El 60 % de los divorcios se resuelve al volver del descanso
El fin de las vacaciones puede significar el comienzo de un proceso de ruptura en la pareja. Estadísticamente, el 60% del total de los divorcios se resuelve al regresar de las vacaciones. Lo dice Leonardo Glikin, Presidente de CAPS Asociación Civil.

"Hace tiempo que se considera que las vacaciones son el momento de ruptura definitiva de muchas parejas y que el regreso marca un aumento en la cantidad de consultas o inicios de divorcio en relación al resto del año.
¿Por qué? "Todo lo no-funcional, lo sintomático de una pareja en su vida cotidiana, queda al descubierto en el descanso y corte de rutina. Las vacaciones no gestan, pero sí manifiestan todo lo que ha estado latente durante los años de vida en pareja, cuyos miembros viven como peligroso todo lo que se genera en vacaciones: mayor cantidad de tiempo frente al otro, tiempo libre que no logran ocupar. Se les impone una realidad que deben pensar cada uno pero también entre ellos: ¿Qué los une? Aquí surgirá la angustia que reavivará temas pendientes, recuerdos de malos momentos -dice Glikin-. No podemos deducir que las vacaciones sean causa o razón del divorcio. Las vacaciones sólo puedan provocar que los problemas sean más sentidos. Y ante la revelación de las dificultades, ya nada sirve".
clarin.com

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