martes, 12 de enero de 2010

El arte de desentramar los misterios de un crimen

Por Sol Amaya
De la Redacción de lanacion.com
¿Qué se hubiera descubierto sobre la muerte de Alejandro Magno de existir en ese entonces la medicina legal? Tal vez se hubiera descartado que su fallecimiento se debió al paludismo y hubiera cobrado fuerza la teoría del envenenamiento. Quién sabe. Quizás hasta se hubiera atrapado al asesino.
Antes del desarrollo de las ciencias naturales y su aporte a la creación de la medicina legal, muchos crímenes pasaban por muertes naturales. Muchos asesinatos quedaban irresueltos. Hoy, el rol del forense se convirtió en una pieza esencial para seguir las huellas que permiten encontrar al culpable de un homicidio.
"Antes no se podía probar la culpabilidad de un sospechoso de un crimen. Hasta 1850, aproximadamente, los métodos para señalar a un asesino eran la tortura o el testimonio. Con el nacimiento de las ciencias naturales, a cada criminal se le opuso un científico", dice a lanacion.com el reconocido médico forense Osvaldo Raffo, mientras expone la filmación del lugar del hecho de un crimen que fue muy difundido en los medios.
El video mostraba cómo los especialistas preparaban el cuerpo de un joven que fue hallado muerto para llevarlo a la morgue para realizar la autopsia. En primer lugar, se embolsaban sus manos. "Esto es fundamental para ver si, en caso de que haya habido resistencia hacia el agresor, se pueda detectar material que permita obtener el ADN del atacante", explica Raffo.
El paso siguiente es embolsar los pies, como así también la cabeza, todo con el fin de evitar que se pierdan muestras y secreciones que puedan ser analizadas en el laboratorio con el fin de sumar piezas para la resolución del crimen. Finalmente el cuerpo es envuelto en una bolsa y llevado a la morgue.
"El examen del lugar del hecho constituye las tres cuartas partes de la autopsia", asegura el forense y explica que el médico legista tiene que ir al lugar del hecho.
"Es necesario que tenga un conocimiento previo de la escena del crimen o al menos que los detalles le sean adecuadamente transmitidos. No puede comenzar la autopsia sin esos datos", indica Raffo.
La revolución del ADN. Tanto para la criminalística -el análisis de la huella y el indicio más allá del cuerpo de la víctima- como para la medicina legal, hay un antes y un después del ADN.
Este elemento se utilizó para resolver crímenes por primera vez en 1987 en Leicestershire, Inglaterra. Dos jóvenes menores de edad habían sido violadas y estranguladas en dos pueblos diferentes. La policía de Leicestershire sospechaba que el asesino era de ese lugar, por lo que solicitaron muestras de sangre y saliva de más de 5000 hombres.
Un hombre identificado como Colin Pitchfork se negó a dar la muestra y, cuando lo presionaron para hacerlo, obligó a un compañero de trabajo a que se hiciera la prueba en su nombre. Cuando éste confesó, se tomaron muestras de ADN de Pitchfork y se concluyó que éste era el asesino de las jóvenes. Finalmente, fue condenado a dos cadenas perpetuas.
Con el avance de la tecnología genética, la detección de ADN se ha refinado y en algunos países ya se usa para investigar casos irresueltos de hace más de 50 años, tal como los hechos que narra la serie norteamericana Cold Case .
Hasta los dientes. Dentro de la medicina legal, hasta la odontología logró un lugar fundamental en la colaboración con la resolución de crímenes. A veces, los cuerpos de las víctimas se encuentran en tal estado de descomposición o destrucción, que sólo a través del análisis de la cavidad bucal se puede detectar la identidad de la persona, entre otros detalles.
"Aun en las peores condiciones de destrucción de un individuo las piezas dentales, que son altamente resistentes, permiten que un profesional entrenado pueda establecer la identidad de la víctima", cuenta Gabriel Fonseca, odontólogo forense, y destaca que para el análisis de un crimen es esencial la participación multidisciplinaria de especialistas de distintas áreas.



Algunos aspectos fundamentales a tener en cuenta en la escena del crimen y en la morgue.
Por Osvaldo Raffo .
Sellar el lugar. Que nadie entre ni toque nada. Observación desde cierta distancia, mirar la escena, como un primer encuentro con el hecho. Hacer un único camino por el que todos vayan y vuelvan para no destruir el rastro ni agregar más rastros. Entrar al lugar del hecho como cirujanos.
Primero fotografiar y después levantar.
Mantener el lugar sellado hasta que el juez dé una orden contraria.
No agregar cosas en el lugar del hecho y anotar todo lo que se hace, paso a paso.
En el lugar no se puede hacer autopsia, sino un análisis preliminar, por lo que deberá dejarse la investigación minuciosa del cuerpo para la morgue.
El cadáver se transporta protegiendo sus manos con bolsas, así como también la cabeza y los pies. También puede fabricarse una especie de pañal, sobre todo en los casos en que hay sospecha de abuso sexual. El cuerpo debe ser transportado en una bolsa hasta la morgue.
Una vez en la morgue, se cubre la mesa con papel y se procede a desenvolver el cadáver e iniciar la autopsia.
Cuanta menos gente participe de la inspección del lugar del hecho y de la autopsia, mejor.

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