sábado, 30 de enero de 2010

Cinco emociones que no sabía que tenía

Juana Libedinsky
New Scientist
LONDRES.- ¿Puede nombrar seis emociones básicas? Realice un tanteo entre sus amigos y le garantizamos que no encontrará consenso. Sin embargo, los psicólogos coinciden: alegría, tristeza, enojo, miedo, sorpresa y aversión.
Estas son las seis grandes emociones, literalmente, las que todo el mundo exhibe con las mismas dramáticas y características expresiones faciales. Ellas han sido objeto de profundas investigaciones durante más de medio siglo y aun más, debido al papel que han jugado en nuestra supervivencia como especie.
Sin embargo, los tiempos han cambiado. Nuestros ancestros pueden haber tenido la necesidad cotidiana de temer a sus predadores, enojo para conquistar al adversario o repugnancia para evitar enfermedades, pero vivimos en un mundo más sutil, en el cual otras emociones han aparecido.
Hoy, son muchas las contendientes. La avaricia, la vergüenza, el aburrimiento, la depresión, los celos y el amor, por ejemplo, pueden representar a la era moderna.
Aun así, hoy algunas emociones más oscuras pueden ser cada vez más relevantes.
Aquí exploramos cinco de ellas, cualquiera de las cuales puede ser promovida a una categoría cercana a las seis grandes emociones.

ANIMO EN ASCENSO
Elevación
En medio de la crisis económica del año pasado, el discurso inaugural de Barack Obama fue poderoso e inspirador. Algunos de sus partidarios, al escucharlo, habrán tenido lágrimas en sus ojos, una sensación de hormigueo en la nuca y un cálido sentimiento en el pecho como si se estuviera abriendo a un desborde de amor y de esperanza. Este sentimiento es lo que Jonathan Haidt de la universidad de Virginia, Charlottesville, etiquetó como "elevación".
Parece ser un sentimiento universal: ha sido documentado en Japón, la India, los EE.UU. y en los territorios palestinos. Eso la coloca en la misma liga que las seis grandes emociones, siempre y cuando tenga también un propósito. Si las emociones son para cumplir un papel como asistentes de la supervivencia, deben motivar actividades que nos ayuden en la lucha. Entonces, ¿para qué sirve la elevación?
La idea de Haidt nació de la sensación de ahogo que a menudo describe la gente al experimentar la elevación. Esto indica que el nervio vago está involucrado, ya que es el responsable de estimular la garganta y los músculos del cuello. La activación del nervio vago también está ligada a la liberación de la hormona llamada oxitocina, la que genera sensaciones de calidez y de calma, de la clase que se asocia con la elevación.
Pero contrariamente a las seis grandes emociones, no tiene una característica expresión facial. Si se aprecia el contexto, se puede detectar que los rasgos se suavizan levemente, dice Haidt. A veces, las cejas se elevan como si la persona estuviera triste.

LA EMOCION CURIOSA
Interés
La cabeza se inclina hacia un lado, el habla se acelera y los músculos de su frente y de alrededor de los ojos se contraen mientras uno está absorto en aprender una sonata con el fagot, en comprender la termodinámica del universo o quizá sólo en ojear una colección de estampillas. El interés puede ser más difícil de identificar que el miedo o la alegría, pero igualmente posee una de las características de una emoción básica, su propia expresión facial.
El interés parece también tener una finalidad. El psicólogo Paul Silvia, de la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos, cree que motiva a la gente a aprender, no por dinero ni para un examen, sino para sí misma, para incrementar el propio conocimiento y sólo porque se desea. Esto podría explicar por qué el interés tiene importancia en el mundo moderno. Puede ser visto como la contrapartida del miedo y de la ansiedad que rodea a las experiencias desconocidas. Sin el interés nos alejaríamos de las cosas nuevas y complicadas porque tienden a ponernos nerviosos.
"Esto tiene sentido si pensamos en términos de historia evolutiva, ya que las situaciones desconocidas a menudo pueden ser peligrosas, asegura Silvia. Pero en el mundo moderno, sería desastroso porque no podríamos crecer intelectualmente."
Un criterio que algunos psicólogos utilizan para definir una emoción básica es que debe estar asociada a una aberración o una patología. El exceso de miedo, por ejemplo, genera pánico o ansiedad crónica. Igualmente demasiado interés da como resultado conductas repetitivas, abrumadoras y compulsivas.

ESTIMULA LAS REACCIONES
Gratitud
Antes que satisfacer los más estrictos criterios de las emociones, la gratitud tiene sus propias formas de manifestarse, por lo que su expresión facial tiene todavía que ser identificada a pesar de que es fácil especular lo que puede involucrar: una sonrisa, quizás un gesto con la cabeza. Sin embargo, todavía se deben realizar estudios sobre culturas no occidentales.
Como todas las emociones que merecen ese nombre, la gratitud nos motiva a actuar: hace que queramos reconocer y retribuir una amabilidad o un gesto cordial. Así la gratitud podría, simplemente, asegurar un mecanismo de recompensa, pero una nueva investigación sugiere que puede ser más que eso.
Sara Algoe, de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapell Hill, Estados Unidos, encontró que la gratitud hace que las parejas que conviven se sientan mejor conectadas. Ella sostiene que los gestos verdaderamente amables nos ayudan a encontrar a los individuos que realmente nos "atrapan".
El sentimiento de gratitud es una señal de que deberíamos conocerlos mejor, ya que ellos son los que probablemente estarán allí para nosotros en el futuro. Por eso, una vez que se está en una relación romántica, los sentimientos de gratitud sirven como pequeño recordatorio de lo buena que es nuestra pareja.
La gratitud a largo plazo, afirma Algoe, está allí para ayudarnos a promover un ciclo positivo de dar y de recibir, y crea una espiral ascendente de satisfacción en la relación.

EMOCION CON DOS CARAS
Orgullo
El orgullo ha sido llamado el más mortal de los siete pecados capitales. Sin embargo, puede también ser noble. Todos conocemos el satisfactorio sentimiento de logro y de autoestima que proviene de haber realizado algo bien. Por eso Jessica Tracy, de la Universidad de Columbia Británica, Canadá, distingue entre lo que ella llama "orgullo desmesurado" y "auténtico orgullo".
Ambos tipos hacen que la gente incline la cabeza hacia atrás, separen sus brazos del cuerpo y traten de mirar lo más lejos posible. Pero contrariamente a las emociones básicas, el rostro sólo juega un papel pequeño: sólo una suave sonrisa que lo atraviesa. Tracy lo considera una emoción básica: lo encontró, incluso, en personas ciegas de nacimiento, lo que indica que es innato.
Entonces, cuál es el objetivo del orgullo. En general, cuando la gente ve expresarse al orgullo lo asocia con un estatus alto. De esa manera, éste nos motiva a hacer las cosas bien para ganar respeto. Existen dos maneras de hacerlo, lo que quizás explique los costados secundarios del orgullo.
El estatus puede adquirir dos formas, asegura el antropólogo Joe Henrich, de la Universidad de Columbia Británica. El primero se basa en el dominio: los individuos más fuertes son reverenciados porque pueden dominar o matar a otros. El segundo tipo de estatus tiene que ver con el prestigio. En este caso, el respeto y el poder se ganan a través del conocimiento o de la habilidad. "Esto se ajusta a los dos tipos de orgullo, afirma Tracy. Uno está asociado con la agresión y la extrema confianza, mientras que el otro motiva el trabajo duro y el altruismo. ALIADA DEL CAMBIO

Confusión
Es un sentimiento que todos nosotros hemos experimentado, pero es difícil de describir. Dachter Keltner, de la Universidad de California, Estados Unidos, sugiere que es "el sentimiento de que el entorno nos está dando información insuficiente o contradictoria". Pero, ¿es la confusión realmente una emoción?

Para algunos psicólogos la idea es escandalosa. Otros describen la confusión como la más marginal de las emociones. Igualmente, Silvia piensa que hay buenas razones para considerarla una emoción básica porque es tan fácil de identificar. Se frunce el ceño, los ojos se cierran, se puede incluso morder el labio, uno reconoce la confusión cuando la ve. De hecho, un estudio encontró que era la segunda expresión más reconocible diariamente, sólo superada por la alegría.
Y ¿para qué sirve la confusión? Es una emoción basada en el conocimiento, de la misma familia del interés y de la sorpresa, dice Silvia. El cree que es la forma que tiene nuestro cerebro para decirnos que la forma en que estamos pensando acerca de las cosas no está funcionando, que nuestro modelo mental del mundo es imperfecto e inadecuado. A veces, esto nos hará retroceder, pero también puede motivarnos para prestar atención o para cambiar nuestra estrategia de aprendizaje.
Otra idea es que una expresión facial de confusión alerta a los otros para ayudar a la persona confundida. De ser así, la confusión sirve para brindar un nuevo conocimiento y para alentar las relaciones sociales, lo que hace de ella, quizá, la emoción perfecta del siglo XXI.
Traducción de María Elena Rey
lanacion.com

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