miércoles, 20 de enero de 2010

Ahora ellos buscan mujeres de buen pasar

Sam Roberts
The New York Times
NUEVA YORK. Beagy Zielinski, una estilista de 28 años nacida en Alemania, se mudó a Nueva York para estudiar moda en 1995, y se quedó allí. Poco antes de Navidad rompió con su novio, un obrero dedicado a la reparación de barcos de la marina. "Se sentía absolutamente inseguro debido a mi carrera y el éxito que tengo", dijo Zielinski.

Un análisis de los datos de un censo publicado el martes por el Centro de Investigación Pew reveló que ella e innumerables mujeres semejantes son víctimas de una inversión de roles que está afectando profundamente el mercado de potenciales maridos. "Ahora los hombres tienen cada vez más probabilidades de casarse con mujeres que poseen mejor educación y más ingresos que ellos, y lo contrario ocurre en el caso de las mujeres", dijo Paul Fucito, vocero del Centro Pew. "En las últimas décadas, con la aparición de esposas trabajadoras bien pagas, las ventajas económicas de casarse han beneficiado más a los hombres."
El análisis está dedicado a los norteamericanos entre los 30 y los 44 años, la primera generación en la que hay más mujeres que hombres con un título universitario. Los ingresos de las mujeres han aumentado más rápido que los de los hombres desde la década del 70.
"Desde hace tiempo sabemos que los hombres tienen más necesidad de casarse que las mujeres, desde el punto de vista de su bienestar físico y mental", dijo Stephanie Coontz, profesora de la Universidad Estatal de Evergreen de Olympia, Washington, y directora de investigación del Consejo de Familias Contemporáneas, un grupo de investigación y promoción. "Ahora casarse también se ha vuelto importante para asegurarles bienestar económico", comentó.
La brecha de educación e ingreso entre hombres y mujeres se ha agrandado aún más con la última recesión, durante la cual los empleos que desaparecieron estaban ocupados por hombres en tres de cada cuatro casos. La Dirección de Censos dijo que, de las parejas casadas con hijos durante el año pasado sólo la esposa trabajaba en el 7 por ciento de las familias, comparado con el 5 por ciento en 2007. El porcentaje aumentó del 9 al 12 por ciento en el caso de los negros, entre quienes la brecha educativa y de ingresos entre ambos sexos siempre ha sido aún más grande.
En 2007, el informe Pew descubrió que los ingresos medios de las familias de hombres casados, mujeres casadas y mujeres solteras eran un 60 por ciento más altos que en 1970. Pero, en el caso de los hombres solteros, el ingreso medio sólo había aumentado un 16 por ciento. Ahora, los hombres que se casan habitualmente consiguen otro sostén económico de la familia.
En 1970, el 28 por ciento de las esposas tenían maridos mejor educados, y el 20 por ciento de las mujeres estaban casadas con hombres con menos educación que ellas. En 2007, las cifras equivalentes eran el 19 por ciento y el 28 por ciento. En 1970, el 4 por ciento de los maridos tenían esposas que ganaban más que ellos; en 2007, la cifra alcanzaba el 22 por ciento.
Las mujeres con educación universitaria tienen menos probabilidades que en 1970 de tener un marido con educación universitaria y que pertenezca al nivel más alto de ingresos, y las mujeres casadas tienen menos probabilidades de tener un marido que trabaje.
"En todas las parejas casadas las mujeres aportan la mayor parte de los ingresos familiares, y un porcentaje cada vez mayor de esas parejas incluye a una esposa que gana más que el marido." Aunque el índice de matrimonios ha disminuido en general, las mujeres con títulos universitarios siguen teniendo más probabilidades de casarse que las mujeres con menos educación.

Presiones
Pero algunas mujeres descubren que las presiones de salir con alguien se han vuelto más intensas. Syreeta McFadden, una graduada de Columbia y de Sarah Lawrence, de 35 años, que está cambiando de empleo tras haber trabajado en el rubro inmobiliario, dijo: "En el caso de hombres de cualquier grupo étnico, les resulta un poco intimidante salir con mujeres inteligentes. El dinero es un tema delicado".
Elaine Richardson, que tiene más de 50 años, que está divorciada y es dueña de una empresa consultora de sistemas de salud en Westchester, dijo: "Los hombres te consideran de alto mantenimiento cuando una aparenta no necesitar a nadie que se haga cargo de una".
La profesora Coontz de la Universidad Evergreen recordó que desde fines del siglo XIX hasta 1940 no era raro que una mujer terminara la escuela secundaria o asistiera a la universidad y se casara con hombres que ganaban más que ella, pero que tenían menos educación formal.
"Mucha gente ha manifestado preocupación ante la posibilidad de que la creciente dependencia de los hombres con respecto a sus esposas, especialmente si los han despedido, podría provocar la clase de reacción contra las mujeres trabajadoras que se produjo durante la Gran Depresión", dijo la profesora Coontz.
Zielinski, la estilista de moda, dijo que su mejor amigo le había dicho en una oportunidad: "«Eres segura, eres dueña de tu propia empresa, viajas por el mundo y eres autosuficiente. ¿Qué hombre te querría?». Se reía al decirlo, pero a mí me resultó deprimente".
Traducción de Mirta Rosenberg

lanacion.com

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