jueves, 19 de noviembre de 2009

Estudian nuevas estrategias para la rehabilitación luego del ACV

Sebastián A. Ríos
LA NACION
Estimular en forma magnética las áreas del cerebro que controlan la movilidad de los miembros afectados por un accidente cerebrovascular (ACV), hacer correr indoloras corrientes de electricidad en las extremidades afectadas o, por el contrario, inutilizar transitoriamente los miembros sanos, son algunas de las estrategias experimentales para la rehabilitación del ACV que cada vez cuentan con más evidencias a su favor.
"Estas técnicas que aumentan la neuroplasticidad son efectivas en el período crónico de la enfermedad, que es un período en el cual no hay en este momento tratamiento disponible u ofrecido habitualmente. Por lo tanto, representan un potencial agregado al arsenal de posibilidades terapéuticas en neurorrehabilitación", dijo a LA NACION el doctor Leonardo Cohen, neurólogo argentino que dirige la Sección de Fisiología Cortical Humana y Rehabilitación del ACV, del Instituto Nacional de Desórdenes Neurológicos y ACV (Ninds, según sus siglas en inglés), de los Estados Unidos.
En las Segundas Jornadas de Rehabilitación del Instituto de Neurociencias Buenos Aires (Ineba), Cohen resumió los avances con estas modernas técnicas que se aplican para mejorar los resultados de los tratamientos de rehabilitación motora de las personas que han sufrido un ACV, algunas de las cuales ya se aplican -también de modo experimental- en la Argentina.
"Tanto en la estimulación magnética transcraneana como en la estimulación somatosensitiva, ha habido un volumen importante de estudios pequeños hechos en distintos lugares del mundo que demuestran la utilidad de estas técnicas", dijo Cohen, y agregó: "No me extrañaría que en cuatro años o cinco años formen parte de la práctica cotidiana".
Algo más para hacer
En la Argentina, el ACV o infarto cerebral constituye la principal causa de discapacidad en personas adultas. Las secuelas pueden ser de diverso tipo -motoras, del lenguaje, por ejemplo-, y dependen del área cerebral afectada.
"Lo interesante de las nuevas técnicas, como la estimulación magnética transcraneana [TMS, según sus siglas en inglés] o la estimulación somatosensitiva, es que están pensadas para pacientes crónicos, que han sufrido el ACV hace tiempo, y en los que se pensaba que no había nada más para hacer en términos de rehabilitación", dijo el doctor Fernando Cáceres, director de Ineba.
La TMS (ver ilustración) consiste en aplicar campos magnéticos en la zona del cerebro que controla, por ejemplo, una mano cuya movilidad ha resultado afectada como secuela de un ACV. "Se ha demostrado que este tipo de estimulación aumenta la respuesta a la rehabilitación", comentó Cohen.
"Esta técnica pueda aplicarse estimulando el hemisferio cerebral afectado por el ACV, o puede aplicarse para inhibir el hemisferio sano, ya que se ha observado que cuando se produce un daño cerebral en un hemisferio, el hemisferio sano lo inhibe para tomar el control", explicó Cáceres.
Ambos abordajes -inhibir lo sano, estimular lo dañado- se pueden realizar mediante la estimulación somatosensitiva. "Es una estimulación eléctrica, indolora, que se aplica a los nervios de la mano afectada por el ACV -definió Cohen-. Cuando uno estimula los nervios de la mano, los impulsos nerviosos acceden a la corteza motora dañada y facilitan su respuesta al entrenamiento."
La misma técnica puede aplicarse para anestesiar la mano no afectada por el ACV, agregó Cáceres, "para inhibir así la dominancia del hemisferio sano por sobre el enfermo". Al igual que la TMS, la estimulación somatosensitiva se aplica antes de la terapía física convencional, ya que su objetivo es mejorar la respuesta a la rehabilitación.
De modo aún experimental, la estimulación somatosentiva se aplica en algunos centros argentinos de rehabilitación de pacientes neurológicos. Lo mismo ocurre con otra terapia experimental en cuyo desarrollo participó activamente el doctor Cohen: la constraint induced therapy o terapia de uso forzado.
De lo que se trata en este caso es de impedir la utilización de las extremidades (manos, piernas) sanas, para así forzar la recuperación de las extremidades afectadas por el ACV.
"En el caso de la mano, lo que hacemos es colocarle un guante como el que usa un boxeador en la mano sana para impedir su utilización, y hacer que el paciente realice ciertas actividades o ejercicios con la mano afectada -explicó Cáceres-. Los estudios han mostrado que esto acelera la recuperación de la mano enferma, tanto por escalas que miden el funcionamiento como por técnicas que miden la neuroplasticidad en el cerebro."

2 comentarios:

Carla dijo...

Muy interesante. La rehabilitación es fundamental tras sufrir trastornos como este. Por este motivo considero oportuno que se investigue sobre nuevas terapias de recuperación.

Unknown dijo...

en Uruguay hace falta un centro de rehabilitación para sobrevivientes de ACV, el sistema sólo te da sesiones de fisioterapia convencional y no alcanza